SALUD PUBLICA DE MEXICO  
     NOVIEMBRE-DICIEMBRE DE 1993, VOL.35, No.6  
 
     TITULO:  
     MAQUILADORAS Y  MUJERES FRONTERIZAS: ¿BENEFICIO O DAÑO A LA  
     SALUD OBRERA?  
 
     AUTORES:  
     MONICA JASIS, M.C., M.P.H.-1   
     SYLVIA GUENDELMAN, PH. D.-2  
 
     RESUMEN  
 
      En este artículo se analiza el impacto de las condiciones de  
     trabajo en  la salud de las mujeres que laboran en plantas de  
     ensamblaje conocidas  como  "maquiladoras".  Se  estudió  una  
     muestra  de   480  mujeres   residentes   en   Tijuana,   con  
     características socioeconómicas  similares.  Del  total,  120  
     mujeres trabajaban  en maquiladoras  electrónicas, 120  en la  
     industria textil,  120 eran trabajadores de servicios y otras  
     120 no  tenían historia  laboral. Se logró un perfil de salud  
     comparativo, considerando  aspectos físicos  y psicosociales.  
     Para  ello   se   utilizaron   novedosos   instrumentos   que  
     permitieron  medir   el  grado   de  depresión,  nerviosismo,  
     impedimentos funcionales  y sentido de control sobre la vida.  
     Las respuestas  se obtuvieron de encuestas individuales en la  
     comunidad. A  pesar de  que se  observaron niveles  altos  de  
     depresión y  bajo sentido  de control sobre la propia vida en  
     el grupo  de mujeres maquiladoras, los resultados indican que  
     estas obreras-particularmente  de  la  industria  electrónica  
     sufren menos  impedimentos funcionales  y nerviosismo que las  
     trabajadoras del  sector servicios.  A su  vez, se detectó un  
     mayor riesgo  de dar a luz a niños con bajo peso al nacer, en  
     las obreras maquiladoras.  
 
     Palabras  clave:  salud  ocupacional,  maquiladoras,  salud  
     fronteriza, salud de la mujer, salud reproductiva  
 
     Jasis M.  
     Guendelman S.  
     Maquiladoras y  mujeres fronterizas:  ¿beneficio o  daño a la  
     salud obrera?  
     Salud Publica Mex 1993; 35: 620-629.  
 
 
      La industria maquiladora constituye una importante fuente de  
     trabajo para  la población  joven residente en la frontera de  
     México con  Estados Unidos,  sobre todo a partir de la crisis  
     económica de la década pasada.  
 
      Hoy en día, esta industria incluye el ensamblaje de diversos  
     artículos,  desde   material  electrónico   hasta  maquinaria  
     agrícola. En  general,  las  plantas  maquiladoras  contratan  
     mujeres que  tienen  entre  16  y  30  años  de  edad,  dando  
     preferencia a  las solteras  y sin  hijos.  Las  jornadas  de  
     trabajo son  intensas y la estabilidad o baja rotación es uno  
     de los objetivos que la industria persigue para poder cumplir  
     con las  altas cuotas  de producción.  Muy poco  se sabe  con  
     respecto al  efecto que  este tipo de trabajo (principalmente  
     las tareas  minuciosas y repetitivas) tiene en la salud de la  
     mano  de   obra,  en   especial  en   las  mujeres   en  edad  
     reproductiva.  Los   trabajos  existentes,(1-3)  adolecen  de  
     errores metodológicos  o se  limitan a  ser  textos  de  tipo  
     anecdótico,(4) que  poco aportan  al análisis  científico del  
     fenómeno.  
 
      En este artículo se examina el impacto de las condiciones de  
     trabajo  en   la  salud  de  las  mujeres  empleadas  en  las  
     maquiladoras,  entendiendo   el  estado   de  salud  como  el  
     resultado de una serie de indicadores físicos, psicológicos y  
     de conductas  de salud.  Se incluyen  los  resultados  de  un  
     estudio realizado en Tijuana, en 1990, con una muestra de 480  
     mujeres,  la  mitad  de  la  cual  eran  obreras  de  plantas  
     maquiladoras de las dos ramas industriales más desarrolladas:  
     la electrónica y la del vestido.  
 
      Se  plantean recomendaciones  que pueden servir de guía para  
     futuras  investigaciones  y  políticas  institucionales,  con  
     medidas para mejorar las condiciones de salud y de trabajo de  
     las obreras.  
 
     MATERIAL Y METODOS  
 
      Actualmente,  existen cerca  de 2 200 plantas manufactureras  
     en la  frontera México-Estados  Unidos, que  emplean a más de  
     medio millón  de obreros.  Con la  aceptación del  Tratado de  
     Libre Comercio, cabe esperar que esta cifra se multiplique en  
     pocos años.(5)  Estas industrias dependen de los bajos costos  
     de producción  y de  una mano  de obra  eficiente, estable  y  
     flexible. La tendencia es a contratar a mujeres jóvenes, pues  
     son las  que generalmente carecen de experiencia, así como de  
     especialización. Además,  se piensa  que las  mujeres  poseen  
     mayor destreza  manual en  los  trabajos  que  implican  alta  
     concentración y  monotonía en  su ejecución.(6) Los criterios  
     de selección  que utilizan  las  compañías  ensambladoras  de  
     exportación   son   similares,   independientemente   de   su  
     localización a  nivel mundial.  Se orientan a contratar a las  
     mujeres menores  de 30 años de edad, preferentemente solteras  
     y sin  hijos (para  evitar las  prestaciones por maternidad y  
     reducir el  ausentismo debido  al cuidado  de los  hijos). El  
     requisito  "edad",   según   los   administradores   de   las  
     maquiladoras en  Tijuana, está  relacionado con  el "supuesto  
     buen estado  de salud"  de las  mujeres jóvenes y, por tanto,  
     con el  buen rendimiento  en la  ejecución de  las tareas.(7)  
     Aunque se  sabe que  los procesos  de manufactura implican el  
     manejo de  materiales y  ritmos  de  trabajo  que  significan  
     riesgos para la salud, existe la controversia acerca de si el  
     trabajo de  la mujer  en la  maquiladora mejora,  mantiene  o  
     deteriora su estado de salud.  
 
      El  principal objetivo  fue determinar si la ocupación en la  
     industria maquiladora  y las  características del ambiente de  
     trabajo tenían  un efecto  favorable o adverso en la salud de  
     las trabajadoras,  tomando  en  cuenta  los  factores  de  la  
     comunidad  y   el  espacio   doméstico.  Asimismo,  se  buscó  
     identificar los  factores que  permitan predecir el estado de  
     salud de  las mujeres.  Dado el difícil acceso al interior de  
     las plantas, no se midieron las condiciones físicas internas,  
     como la exposición a tóxicos u otros riesgos.  
 
      Asimismo,  se pretendió  obtener un  perfil  del  estado  de  
     salud, de  las conductas de salud y de los estilos de vida de  
     las obreras,  identificando áreas de necesidades para futuras  
     intervenciones.  
 
      Se  consideró la  "salud" de  las mujeres  como un  concepto  
     integral que consta, al menos, de dos esferas: la física y la  
     psicosocial. Ambas  se midieron  a través  de resultados  que  
     están identificados  en la  bibliografía  como  problemas  de  
     salud estrechamente  relacionados con la baja productividad y  
     con la rotación de personal.  
 
      La  salud física  se midió  por  síntomas  físicos  que  las  
     entrevistadas declararon  haber padecido  hasta 30 días antes  
     de aplicarse  la  encuesta.  El  "impedimento  funcional"  se  
     entendió como la presencia, al menos, de un problema de salud  
     seleccionado de  un listado  de  15  síntomas,  como  dolores  
     articulares,    cefaleas,    problemas    gastrointestinales,  
     etcétera. Se  investigaron también los problemas relacionados  
     con la salud reproductiva.  
 
      En  cuanto a  la  salud  psicosocial,  se  consideraron  dos  
     resultados: la  depresión y el nerviosismo autopercibidos. El  
     primero es  un componente  afectivo (como  la culpa,  la poca  
     autoestima y  las afecciones  somáticas);  se  midió  con  la  
     Escala del  Centro de  Estudios Epidemiológicos (CESD), usada  
     en estudios  sobre la  población  mexicano-norteamericana  en  
     Estados Unidos.  El "nerviosismo"  o "tensión",  se midió con  
     una escala de cuatro grados que va de "nunca" a "siempre".  
 
      Asimismo,  se investigó  el "sentido  de  control  sobre  la  
     propia vida".  Este factor  determina si  las situaciones que  
     vive un individuo son manejadas con confianza y optimismo.  
 
      Se aplicó la escala de "estrés percibido" de Cohen (PSS), la  
     cual ha  demostrado que  la  evaluación  cognoscitiva  de  un  
     individuo sobre  su trabajo  y sus  condiciones de  vida,  es  
     crucial  para   comprender   sus   respuestas   fisiológicas,  
     afectivas y de conducta.(8)  
 
      Para  apreciar el  impacto que  tienen  los  "resultados  de  
     salud" en  el trabajo,  se  compararon  los  de  las  obreras  
     maquiladoras con  los de  las trabajadoras  de servicios y de  
     las mujeres  de la  misma edad  y condición  social, pero que  
     nunca se integraron a la fuerza de trabajo.  
 
      En  un segundo  análisis,  se  compararon  los  tres  grupos  
     asalariados, tomando  variables ocupacionales como antigÅedad  
     en el  trabajo y  prestaciones sociales.  Se  analizaron  las  
     características  psicosociales   del  ambiente   de  trabajo,  
     adaptando la  Escala de Karacek, que estima qué tanto control  
     tiene el  individuo sobre su propio trabajo; se relaciona con  
     el sentido  de "satisfacción  con el propio trabajo" a partir  
     de la  adquisición de nuevas destrezas de la autonomía que se  
     tenga en  la toma  de decisiones  y del apoyo que ofrecen los  
     colegas y supervisores.(9)  
 
      Además  de las características ocupacionales, los resultados  
     de salud  pueden verse  afectados por  otra serie de factores  
     que no  tienen relación  directa con  el trabajo, pero que es  
     necesario controlar  para lograr un análisis limpio, a saber:  
     a)   características    sociodemográficas;    b)    presiones  
     intradomésticas; c)  estado autopercibido  de salud;  d) auto  
     imagen  negativa;   e)  toxicomanías;   y  f)   conductas  de  
     protección de  la salud.  Así, en la figura 1 se establece el  
     diagrama conceptual.  
 
     Imagen 1
 
      Se  propone que  el status ocupacional y las características  
     del  trabajo   pueden  influir  directamente  en  los  cuatro  
     resultados de  salud. Los  efectos de  la ocupación  sobre la  
     salud,  pueden   estar  modificados   por  las   variables  a  
     controlar.  
 
     MUESTRA Y PROCEDIMIENTOS PARA LA RECOLECCION DE DATOS  
 
      El  estudio se  realizó en  la ciudad de Tijuana, pues es el  
     área que ha experimentado la mayor tasa de crecimiento en los  
     últimos años,  concentrando 18  por ciento  del total  de  la  
     fuerza laboral de la maquila.(6)  
 
      Se  organizó una  muestra a conveniencia de 480 mujeres, con  
     la ayuda  de 10 promotoras de salud del Patronato de Medicina  
     Social Comunitaria,  organismo no  gubernamental  que  brinda  
     atención  primaria.   Antes  de   aplicar  la  encuesta,  las  
     promotoras de  salud anunciaron  el proyecto en la comunidad.  
     Asimismo, elaboraron listas de posibles participantes, usando  
     los siguientes  criterios de  selección: mujeres  de 16  a 28  
     años, residentes  en Tijuana, que no estuvieran embarazadas y  
     sin relación  con las  entrevistadoras. Sólo se seleccionaría  
     una persona de cada domicilio. Las promotoras desconocían los  
     objetivos del  estudio. Las cuotas fueron de 120 mujeres para  
     cada uno  de los  cuatro grupos:  a) obreras  de  la  maquila  
     electrónica;  b)  obreras  de  la  maquila  del  vestido;  c)  
     empleadas del sector servicios; d) amas de casa y estudiantes  
     sin historia  laboral. Las  trabajadoras se  subdividieron en  
     tres categorías,  con base  en la  antigÅedad en  el  empleo:  
     menor o igual a seis meses; de siete a 23 meses y de 24 meses  
     a más.  
 
      Las  trabajadoras  de  la  industria  electrónica  ensamblan  
     artículos microeléctricos  o bien  limpian circuitos. Las del  
     vestido, cosen ropa y accesorios. El sector servicios incluye  
     a las mujeres que trabajan en oficinas públicas y privadas, a  
     las vendedoras,  asistentes en salones de belleza, camareras,  
     maestras de  escuela y  choferes de  taxi. Todas  las mujeres  
     comparten   condiciones    socioeconómicas   y    geográficas  
     similares.   El    cuestionario   fue   pre-codificado.   Las  
     entrevistas duraron  alrededor de  45 minutos y se efectuaron  
     en el domicilio de las entrevistas, siendo verificadas por un  
     supervisor de campo.  
 
     RESULTADOS  
 
      En  el cuadro  I se  aprecia el  perfil socioeconómico de la  
     muestra. La  edad promedio de las trabajadoras es de 21 años.  
     Más del  70 por  ciento de  las trabajadoras  son solteras  y  
     viven con  su familia. Se consideran residentes habituales de  
     Tijuana, ya  que más del 60 por ciento nació ahí o residía en  
     el área  desde por  lo menos 10 años atrás. Sólo un tercio de  
     las obreras tiene hijos.  
 
     Imagen 2
 
      En  comparación  con  las  trabajadoras  de  servicios,  las  
     obreras maquiladoras  tienen  2.2  años  menos  de  educación  
     formal e  ingresos familiares  más bajos (p< 0.01), además de  
     que no  cuentan con  automóvil propio  ni con teléfono en sus  
     hogares.  
 
       Al   compararlas  con   las  mujeres  no  asalariadas,  las  
     maquiladoras tienen  menor grado de educación y tienden a ser  
     solteras o  divorciadas y  sin hijos  (p< 0.01). Los ingresos  
     por hogar son más altos, especialmente entre las que trabajan  
     para la industria del vestido (p< 0.01).  
 
      Las  obreras de la industria electrónica ganan menos que las  
     de servicios;  su salario  representa un  promedio del 45 por  
     ciento del  ingreso  familiar.  Además,  las  obreras  de  la  
     maquila trabajan  en promedio  seis horas más a la semana que  
     las  de  servicios.(10)  El  cuadro  II  muestra  diferencias  
     significativas en  cuanto a  las características del ambiente  
     laboral, mismas  que pueden  constituir fuentes  de estrés  y  
     están relacionadas con la satisfacción con el propio trabajo.  
     Las trabajadoras  de la  maquila  y,  en  especial,  las  del  
     vestido, informaron  tener menos  oportunidades  de  aprender  
     nuevas destrezas  (p= 0.08)  y menos  autonomía en la toma de  
     decisiones al  ejecutar las  tareas (p= 0.01), comparadas con  
     el sector  de servicios.  Asimismo, manifestaron  contar  con  
     menos apoyo de sus supervisores y colegas (p= 0.07). Los tres  
     grupos afirmaron  tener oportunidades de ascenso medianamente  
     probables.  
 
     Imagen 3
 
       No   obstante  lo  anterior,  las  obreras  de  la  maquila  
     informaron sentirse  tan satisfechas  en sus labores como las  
     del  sector   servicios,  contando   con  más  estímulos  que  
     aquéllas, como  el seguro  médico (p= 0.0001) y los bonos por  
     desempeño (p=  0.005). Resumiendo,  las obreras de la maquila  
     electrónica y  del  vestido  tienen  menor  grado  educativo,  
     trabajan más  horas, carecen de automóvil y perciben un menor  
     control sobre  sus labores  que las  del sector servicios. En  
     consecuencia, se  podrían esperar  peores resultados de salud  
     en las obreras maquiladoras.  
 
      Sin  embargo, comparando  los tres  grupos asalariados,  los  
     hallazgos indican  que éstas  no sufrieron  más  impedimentos  
     funcionales que  las de servicios. De hecho, menos obreras de  
     la   industria    electrónica   (17.5%)    informaron   sobre  
     impedimentos de este tipo, en comparación con las del vestido  
     (25.6%) o  de servicios  (26.9%). El  cuadro III  muestra  un  
     modelo de  regresión múltiple, que pone de manifiesto que las  
     obreras de la maquila electrónica y del vestido, tienen menos  
     riesgo  de   sufrir  impedimentos   funcionales  que  las  de  
     servicios.  
 
     Imagen 4
 
      En  cuanto a  la depresión,  los resultados  para  los  tres  
     grupos laborales  fueron similares  en la  escala  CES-D.  La  
     depresión fue  considerable en  los tres  grupos  de  mujeres  
     asalariadas (tomando en cuenta que 16 es el valor límite para  
     "depresión", las  obreras de  la electrónica  obtuvieron  una  
     media de  15.2; las de la industria del vestido de 17.2 y las  
     de servicios  de 17).  Esto no  varió al  ajustar  por  otras  
     variables (cuadro III).  
 
       Algunos   autores  han   observado  elevados   niveles   de  
     nerviosismo  en   las  obreras   de  las   maquiladoras.  Los  
     resultados aquí obtenidos no corroboran esta afirmación, como  
     se aprecia en la figura 2. Ese factor se midió con una escala  
     de cuatro  puntos, que  va de  "nunca" a "todos los días". El  
     "nerviosismo" que  manifestaron las  obreras de  la industria  
     electrónica, es  menor que  el de  las de servicios: mientras  
     una de  cada tres  empleadas de  servicios  informó  sentirse  
     "nerviosa" de  una a  dos veces  por semana, la proporción en  
     las obreras  de la  industria electrónica  fue de una de cada  
     cinco. Los  tres grupos  demostraron tener  poco  sentido  de  
     control sobre  sus vidas  (figura 3),  lo  que  indica  altos  
     niveles de estrés. El ajuste por otras variables no alteró el  
     resultado (cuadro III).  
 
      Imagen 5
 
      Imagen 6
 
      Hasta ahora, todo indica que las obreras de las maquiladoras  
     presentan ventajas  en el estado de salud, en comparación con  
     el de las empleadas del sector servicios. A fin de contar con  
     más elementos  para evaluar  el estado  de salud, se buscaron  
     los predictores  de los  resultados de  salud referidos en el  
     diagrama metodológico  ya citado.  El análisis  de  regresión  
     indicó que  ni el  factor "antigÅedad  en el trabajo", ni los  
     estímulos como  "premios al  desempeño" o  "seguro de salud",  
     fueron  predictores  de  las  diferencias  entre  los  grupos  
     asalariados. Sin  embargo, al  observar el  factor  subjetivo  
     "insatisfacción en  el trabajo",  se hizo  evidente  que  las  
     mujeres  que  lo  manifiestan  son  más  propensas  a  sufrir  
     "depresiones" y  a referir  "nerviosismo" y "falta de sentido  
     de control sobre sus propias vidas". De esa manera, el factor  
     "insatisfacción  en   el  trabajo"  predijo  los  otros  tres  
     resultados de salud (cuadro III).  
 
      La  situación socioeconómica  resultó  mejor  predictor  del  
     estado de salud percibido, que el propio tipo de trabajo. Las  
     mujeres que  hablaron de  la falta  de dinero para satisfacer  
     sus  necesidades  básicas,  tendieron  a  manifestar  también  
     problemas de  salud en la realización de sus tareas normales.  
     Asimismo, se  compararon  los  resultados  de  salud  de  las  
     obreras de la maquila con los de las mujeres no trabajadoras,  
     y no  se encontraron diferencias significativas, excepto para  
     el factor  "sentido de control sobre la propia vida", que fue  
     ligeramente  mayor  en  el  grupo  de  las  amas  de  casa  y  
     estudiantes.  
 
       En   materia  de   salud  reproductiva,   al  estudiar  las  
     características del producto del último embarazo, se encontró  
     que los hijos de las obreras de la maquila tuvieron una media  
     de peso, al nacer, más baja que la que tuvieron los hijos las  
     empleadas en servicios y de las no asalariadas. Estas últimas  
     fueron las más prolíficas (cuadro IV).  
 
 
     +-----------------------------------------------------------+  
                         CUADRO IV                                
                                                                  
          Peso al nacer de los hijos del último embarazo,         
        de trabajadoras de la máquila, del sector servicios       
                 y de las no asalariadas N= 163:                  
     -----------------------------------------------------------  
                                                          No      
                        Maquiladoras     Servicios  asalariadas   
                         n= 39            n= 22      n=102        
                                                                  
      Promedio de peso                                            
      al nacer (kg)        3.158          3.578      3.462        
                                                                  
      Desv. Estándar(g)      625            541        622        
     +-----------------------------------------------------------+  
 
     N= Total de hijos del último embarazo  
     n= Hijos del último embarazo por sector  
 
      Con  respecto a  las medidas  de prevención en salud, una de  
     cada cinco  mujeres nunca  se  sometió  a  un  examen  médico  
     preventivo y  a dos  terceras partes del total de las mujeres  
     encuestadas  nunca   se  les   ha  realizado  una  prueba  de  
     Papanicolaou.  
 
       Aun   así,  el   resultado  del  estado  de  salud  de  las  
     trabajadoras de  la industria  maquiladora fue  favorable  al  
     compararlo con  el correspondiente  a las  trabajador  as  de  
     servicios o  al de  las  no  trabajadoras.  Sin  embargo,  es  
     importante tener  en cuenta  los posibles sesgos del estudio:  
     pudo  haber   un  "sesgo   de  selección"  debido  a  que  se  
     descartaron las  posibles encuestadas  que no  acudieron a la  
     entrevista; si  esto llegó  a  ocurrir,  fue  en  una  mínima  
     proporción.  
 
      El  sesgo factible  corresponde al  "efecto  del  trabajador  
     sano" que,  en este  caso, es intrínseco a las condiciones de  
     contratación de  las obreras  maquiladoras.  Si  uno  de  los  
     principales requisitos  para ser  contratado en la maquila es  
     que el individuo goce de "buena salud", se podría esperar que  
     los resultados  de salud  de  la  población  obrera  de  esta  
     industria, fueran  mejores. Pero,  con  base  en  entrevistas  
     directas con  administradores de  plantas y  con personal  de  
     salud de  las mismas,  se observó que el "examen de salud" es  
     muy superficial:  consiste en  una prueba de agudeza visual y  
     otra de  embarazo en orina. Por otra parte, los requisitos de  
     buen estado  de salud  son cada  vez menos estrictos, dada la  
     creciente necesidad  de mano  de obra  en esta  industria  en  
     expansión.  
 
     DISCUSION  
 
      Los  resultados hacen a pensar que el estado de salud de las  
     obreras maquiladoras es mejor que el de las mujeres empleadas  
     en servicios y que el de las mujeres que no trabajan. El solo  
     hecho de trabajar en este tipo de industrias no implicaría un  
     empeoramiento de  las condiciones  individuales de salud. Sin  
     embargo, el  estudio indica  elementos  prioritarios  en  las  
     intervenciones  en   salud,  que   cabe  considerar   en   la  
     conformación de  políticas de  salud dirigidas a la población  
     femenina de la frontera.  
 
      Los  altos niveles de depresión y el poco sentido de control  
     sobre la  vida que  manifestaron las  obreras de  la maquila,  
     ameritan atención:  ambas variables están determinadas por el  
     insuficiente  apoyo  por  parte  de  los  colegas  y  de  los  
     supervisores.  
 
      Los  propios cuadros  administrativos reconocen que el nivel  
     de "supervisión"  dentro de  las plantas  genera problemas en  
     las relaciones,  ya que  para ser  "supervisor"  generalmente  
     sólo se  requiere de  capacidad y experiencia en la ejecución  
     de tareas  específicas, así  como de  cierta  antigÅedad;  es  
     decir, que  se presta  poca importancia  a la habilidad en el  
     manejo de  las  relaciones.  En  una  reunión  de  exposición  
     preliminar de  este trabajo  con directores de personal y con  
     cuadros medios  de varias  maquiladoras, se  reconoció que el  
     entrenamiento a  los supervisores  es  casi  nulo.*  Así,  es  
     necesario llevar  a cabo  acciones para modificar el ambiente  
     de trabajo  en las  áreas de producción, lo cual redundará en  
     el mejoramiento del estado de ánimo de las obreras.  
 
      El  factor con  mayor capacidad  de predicción del estado de  
     salud, fue  la autopercepción  de la incapacidad para cumplir  
     con las  obligaciones básicas, debida a la "falta de dinero".  
     Este factor se correlaciona con la existencia de tensiones en  
     el hogar,  con las  condiciones de vivienda deficientes y con  
     el bajo  nivel de  ingresos y  de educación.  Este factor, al  
     afectar la salud, incide en la productividad.  
 
      Al respecto, cabe aclarar que, a pesar de que las obreras de  
     la maquila  generalmente perciben un salario un poco más alto  
     que el mínimo, éste resulta insuficiente, pues el costo de la  
     vida en  la frontera es más elevado que en el resto del país.  
     Por otra  parte, las  obreras, al  menos en  Tijuana,  suelen  
     vivir en  comunidades que  carecen de servicios básicos, como  
     agua potable,  drenaje y  transporte público. Si las empresas  
     maquiladoras optaran por participar en el mejoramiento de las  
     condiciones de  vida de su fuerza laboral, ello redundaría en  
     el bienestar de la misma y de sus familias.  
 
      Con  respecto a  la salud  reproductiva, se encontró que las  
     obreras de  las maquiladoras sí corren mayores riesgos de dar  
     a luz  a niños de bajo peso, lo cual se traducirá en un costo  
     social alto.  Por  otra  parte,  se  hizo  evidente  que  las  
     trabajadoras de  la maquila  tienden a  adoptar conductas que  
     son directamente riesgosas para la vida reproductiva, como el  
     mayor  consumo   que  hacen   las  obreras  de  la  industria  
     electrónica, de  analgésicos y cigarrillos (cuadro III), y la  
     propensión de  las trabajadoras de la industria del vestido a  
     tener constantemente  nuevas parejas sexuales, en comparación  
     con las del sector servicios.  
 
      Es  necesario que  el Instituto Mexicano del Seguro Social o  
     bien  los   servicios  médicos   internos  de   las  fábricas  
     promuevan, mediante  estrategias, la  protección de  la salud  
     reproductiva de  estas mujeres. Sería recomendable establecer  
     programas que  incluyan la realización periódica de la prueba  
     de Papanicolaou,  así como  el monitoreo  del uso  de métodos  
     anticonceptivos.  
 
      Por  último, una tercera parte de las trabajadoras manifestó  
     su preocupación  por la  carencia de  guarderías; este factor  
     podría agregarse a la "insatisfacción autopercibida".  
 
      Este  trabajo responde  a los objetivos propuestos, debido a  
     los vacíos  de información  científica objetiva,  sin  sesgos  
     conceptuales.  Sin   embargo,  es  necesario  llevar  a  cabo  
     estudios epidemiológicos  longitudinales en  diferentes ramas  
     de la  industria  maquiladora,  y  de  exposición  a  riesgos  
     propios en  cada proceso,  para lo  cual se  requiere que las  
     empresas manifiesten una mayor apertura y que el sector salud  
     preste mayor atención al asunto.  
 
      Con  respecto a la metodología, resultaron de mucha utilidad  
     las escalas  para medir  niveles de  depresión, estrés  y  el  
     sentido de  control sobre  la propia  vida,  adaptadas  a  la  
     población estudiada.  Se sugiere  que estos  instrumentos  se  
     utilicen con más frecuencia, inclusive para comparar impactos  
     con diferenciales por sexo y en otras ramas industriales.**  
 
       Por  otra  parte,  también  se  sugiere  la  aplicación  de  
     estrategias de  investigación evaluativa  que tomen en cuenta  
     las  necesidades  sentidas  por  las  trabajadoras,  por  los  
     cuadros de supervisión y de administración y por el equipo de  
     salud, para  poder llevar  a cabo  intervenciones específicas  
     para las  trabajadoras de las maquiladoras, a corto y mediano  
     plazo.  
 
       Los   indicadores  económicos  muestran  que  la  industria  
     maquiladora de  exportación es  fructífera. Con  la puesta en  
     práctica del Tratado del Libre Comercio, aumentará el interés  
     por invertir  en esta  industria. En  la  medida  en  que  se  
     establezcan con  amplitud los  programas de salud específicos  
     para las  obreras de  la industria  maquiladora, no  sólo  se  
     tendrán en  cuenta  sus  problemas,  sino  que  será  posible  
     detectar y  prevenir enfermedades de la población fronteriza,  
     especialmente en la de alta prioridad: la materno-infantil.  
 
     AGRADECIMIENTOS  
 
      Las  autoras agradecen  a los  doctores Len Syme y Bill Vega  
     sus valiosos  y desinteresados  comentarios  al  trabajo;  al  
     licenciado  Arturo   Torres  y   al  doctor   Mark  Hudes  su  
     participación en el análisis de datos; al psicólogo José Luis  
     Manzo la  supervisión de  campo, y a las promotoras de salud,  
     su labor,  pues sin  ellas hubiera  sido imposible obtener la  
     información. Este  proyecto fue financiado por la Corporación  
     Carnegie de  Nueva York  y por PEW Charitable Trusts, bajo el  
     auspicio de la organización Panamericana de la Salud.  
 
     -------------------------------------------------------------  
     Solicitud de  sobretiros: Mónica Jasis Silberg, M.D., M.P.H.,  
     1903 Mc. Gee Avenue, Berkeley, 94703 California, E.U.A.  
 
     Fecha de recibido: 23 de marzo de 1993  
     Fecha de aprobado:  1 de junio de 1993  
 
     -1   Fue directora  de investigación  en el  Project  Concern  
     Mexico  en   Tijuana  y   actualmente  es  Jefe  de  Medicina  
     Preventiva en  el Hospital  "Juan María de Salvatierra" en La  
     Paz, B.C.S.  
     -2   Profesora investigadora del Programa Materno Infantil de  
     la Universidad de California en Berkeley, E.U.A.  
 
     *Reunión  convocada   por  la   Western   Maquiladora   Trade  
     Association y La Asociación de Maquiladoras de Tijuana, en el  
     local de  la CANACINTRA,  en marzo  de 1991.  Se  presentaron  
     resultados preliminares  a directivos, gerentes de personal y  
     personal de  salud de  las plantas  maquiladoras de Tijuana y  
     Mexicali.  
     ** Los  instrumentos de evaluación están disponibles mediante  
     solicitud a las autoras.  
 
     REFERENCIAS  
 
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