7 piezas sueltas del rompecabezas mundial

(El neoliberalismo como rompecabezas: la inútil unidad mundial que fragmenta y destruye naciones.)


  1. Pieza 1: La concentraciÛn de la riqueza y la distribuciÛn de la pobreza
  2. Pieza 2: La globalizaciÛn de la explotaciÛn
  3. Pieza 3: MigraciÛn, la pesadilla errante
  4. Pieza 4: MundializaciÛn financiera y globalizaciÛn de la corrupciÛn y el crimen
  5. Pieza 5: øLa legÌtima violencia de un poder ilegÌtimo?
  6. Pieza 6: La MegapolÌtica y los enanos
  7. Pieza 7: Las bolsas de resistencia


 

"La guerra es un asunto de importancia vital para el Estado, es la provincia de la vida y de la muerte, el camino que lleva a la supervivencia o a la aniquilaciÛn. Es indispensable estudiarla a fondo".

El Arte de la Guerra. Sun Tzu.

La globalizaciÛn moderna, el neoliberalismo como sistema mundial, debe entenderse como una nueva guerra de conquista de territorios.

El fin de la III Guerra Mundial o "Guerra FrÌa" no significa que el mundo haya superado la bipolaridad y se encuentre estable bajo la hegemonÌa del triunfador. Al terminar esta guerra hubo, sin lugar a dudas, un vencido (el campo socialista), pero es difÌcil decir quiÈn fue el vencedor. øEuropa Occidental? øEstados Unidos? øJapÛn? øTodos ellos? El caso es que la derrota del "imperio del mal" (Reagan y Thatcher dixit) significÛ la apertura de nuevos mercados sin nuevo dueÒo. CorrespondÌa, por tanto, luchar para tomar posesiÛn de ellos, conquistarlos.

No sÛlo eso, el fin de la "Guerra FrÌa" trajo consigo un nuevo marco de relaciones internacionales en el que la lucha nueva por esos nuevos mercados y territorios produjo una nueva guerra mundial, la IV. Esto obligÛ, como en todas las guerras, a una redefiniciÛn de los Estados Nacionales. Y m·s all· de la redefiniciÛn de los Estados Nacionales, el orden mundial volviÛ a las viejas Èpocas de las conquistas de AmÈrica, Africa y OceanÌa. ExtraÒa modernidad esta que avanza hacia atr·s, el atardecer del siglo XX tiene m·s semejanzas con sus brutales centurias antecesoras que con el pl·cido y racional futuro de algunas novelas de ciencia-ficciÛn. En el mundo de la Posguerra FrÌa vastos territorios, riquezas y, sobre todo, fuerza de trabajo calificada, esperaban un nuevo amo...

Pero uno es el puesto de dueÒo del mundo, y varios son los aspirantes a serlo. Y para lograrlo se desata otra guerra, pero ahora entre aquellos que se autodenominaron el "imperio del bien".

Si la III Guerra Mundial fue entre el capitalismo y el socialismo (liderados por los Estados Unidos y la URSS respectivamente), con escenarios alternos y diferentes grados de intensidad; la IV Guerra Mundial se realiza ahora entre los grandes centros financieros, con escenarios totales y con una intensidad aguda y constante.

Desde el fin de la II Guerra Mundial hasta 1992, se han librado 149 guerras en todo el mundo. El resultado, 23 millones de muertos, no deja dudas de la intensidad de esta III Guerra Mundial. (datos de UNICEF).

Desde las catacumbas del espionaje internacional hasta el espacio sideral de la llamada Iniciativa de Defensa EstratÈgica (la "Guerra de las Galaxias" del cowboy Ronald Reagan); desde las arenas de Playa GirÛn, en Cuba, hasta el Delta del Mekong, en Vietnam; desde la desenfrenada carrera armamentista nuclear hasta los salvajes golpes de Estado en la dolorosa AmÈrica Latina; desde las ominosas maniobras de los ejÈrcitos de la OrganizaciÛn del Tratado del Atl·ntico Norte hasta los agentes de la CIA en la Bolivia del asesinato del Che Guevara; la mal llamada "Guerra FrÌa" alcanzÛ altas temperaturas que, a pesar del continuo cambio de escenario y el incesante sube-y-baja de la crisis nuclear (o precisamente por esto), acabaron por fundir al campo socialista como sistema mundial, y lo diluyeron como alternativa social.

La III Guerra Mundial mostrÛ las bondades de la "guerra total" (en todas partes y en todas las formas) para el triunfador: el capitalismo. Pero el escenario de posguerra quedÛ perfilado, de hecho, como un nuevo teatro de operaciones mundial: grandes extensiones de "tierra de nadie" (por el desfonde polÌtico, econÛmico y social de Europa del Este y de la URSS), potencias en expansiÛn (Estados Unidos, Europa Occidental y el JapÛn), crisis econÛmica mundial, y una nueva revoluciÛn tecnolÛgica: la inform·tica. "De la misma forma que la revoluciÛn industrial habÌa permitido el remplazo del músculo por la m·quina, la actual revoluciÛn inform·tica apunta al remplazo del cerebro (al menos de un número cada vez m·s importante de sus funciones) por la computadora. Esta "cerebralizaciÛn general" de los medios de producciÛn (lo mismo en la industria que en los servicios) es acelerada por la explosiÛn de nuevas investigaciones en las telecomunicaciones y por la proliferaciÛn de los cybermundos." (Ignacio Ramonet. "La planÈtÈ des dÈsordres" en "GÈopolitique du Chaos." ManiÈre de Voir 3. Le Monde Diplomatique (LMD). Abril de 1997.)

El rey supremo del capital, el financiero, empezÛ entonces a desarrollar su estrategia guerrera sobre el nuevo mundo y sobre lo que quedaba en pie del viejo. De la mano de la revoluciÛn tecnolÛgica que ponÌa al mundo entero, por medio de una computadora, en sus escritorios y a su arbitrio, los mercados financieros impusieron sus leyes y preceptos a todo el planeta. La "mundializaciÛn" de la nueva guerra no es m·s que la mundializaciÛn de las lÛgicas de los mercados financieros. De rectores de la economÌa, los Estados Nacionales (y sus gobernantes) pasaron a ser regidos, m·s bien teledirigidos, por el fundamento del poder financiero: el libre cambio comercial. Y no sÛlo eso, la lÛgica del mercado aprovechÛ la "porosidad" que, en todo el espectro social del mundo, provocÛ el desarrollo de las telecomunicaciones, y penetrÛ y se apropiÛ todos los aspectos de la actividad social. °Por fin una guerra mundial totalmente total!

Una de las primeras bajas de esta nueva guerra es el mercado nacional. Como una bala disparada dentro de un cuarto blindado, la guerra iniciada por el neoliberalismo rebota de uno a otro lado y hiere a quien la disparÛ. Una de las bases fundamentales del poder del Estado capitalista moderno, el mercado nacional, es liquidado por el caÒonazo de la nueva era de la economÌa financiera global. El capitalismo internacional cobra algunas de sus vÌctimas caducando los capitalismos nacionales y adelgazando, hasta la inaniciÛn, los poderes públicos. El golpe ha sido tan brutal y definitivo que los Estados nacionales no disponen de la fuerza necesaria para oponerse a la acciÛn de los mercados internacionales que transgrede los intereses de ciudadanos y gobiernos.

El cuidado y ordenado escaparate que se suponÌa heredaba el fin de la "Guerra FrÌa", el "nuevo orden mundial", pronto se ve hecho aÒicos por la explosiÛn neoliberal. El capitalismo mundial sacrifica sin misericordia alguna a quien le dio futuro y proyecto histÛrico: el capitalismo nacional. Empresas y Estados se derrumban en minutos, pero no por las tormentas de las revoluciones proletarias, sino por los embates de los huracanes financieros. El hijo (el neoliberalismo) devora al padre (el capitalismo nacional), y de paso destruye todas las falacias discursivas de la ideologÌa capitalista: en el nuevo orden mundial no hay ni democracia, ni libertad, ni igualdad, ni fraternidad.

En el escenario mundial producto del fin de la "Guerra FrÌa" sÛlo se percibe un nuevo campo de batalla y en Èste, como en todo campo de batalla, reina el caos.

A finales de la "Guerra FrÌa", el capitalismo crea un nuevo horror bÈlico: la bomba de neutrones. La "virtud" de esta arma es que sÛlo destruye la vida y respeta las construcciones. Ya se podÌan destruir ciudades enteras (es decir, sus habitantes) sin que fuera necesario reconstruirlas (y pagar por ello). La industria armamentista se felicitÛ a sÌ misma, la "irracionalidad" de las bombas nucleares era suplantada por la nueva "racionalidad" de la bomba de neutrones. Pero una nueva "maravilla" bÈlica ser· descubierta a la par del nacimiento de la IV Guerra Mundial: la bomba financiera.

Porque la nueva bomba neoliberal, a diferencia de su antecesora atÛmica en Hiroshima y Nagasaki, no sÛlo destruye la polis (la NaciÛn en este caso) e impone la muerte, el terror y la miseria a quienes la habitan; o, a diferencia de la bomba de neutrones, no sÛlo destruye "selectivamente". La neoliberal, adem·s, reorganiza y reordena lo que ataca y lo rehace como una pieza dentro del rompecabezas de la globalizaciÛn econÛmica. DespuÈs de su efecto destructor, el resultado no es un montÛn de ruinas humeantes, o decenas de miles de vidas inertes, sino una barriada que se suma a alguna de las meg·polis comerciales del nuevo hipermercado mundial y una fuerza de trabajo reacomodada en el nuevo mercado de trabajo mundial.

La UniÛn Europea, una de las meg·polis producto del neoliberalismo, es un resultado de la presente IV Guerra Mundial. AquÌ, la globalizaciÛn econÛmica logrÛ borrar las fronteras entre Estados rivales, enemigos entre sÌ desde hace mucho tiempo, y los obligÛ a converger y plantearse la uniÛn polÌtica. De los Estados Nacionales a la federaciÛn europea, el camino economicista de la guerra neoliberal en el llamado "viejo continente" estar· lleno de destrucciÛn y de ruinas, una de ellas ser· la civilizaciÛn europea.

Las meg·polis se reproducen en todo el planeta. Las zonas comerciales integradas son el terreno donde se erigen. AsÌ ocurre en AmÈrica del Norte, donde el Tratado de Libre Comercio para AmÈrica del Norte ("NAFTA" por sus siglas en inglÈs) entre Canad·, los Estados Unidos y MÈxico no es m·s que el preludio del cumplimiento de una vieja aspiraciÛn de conquista estadounidense: "AmÈrica para los americanos". En AmÈrica del Sur se camina en igual sentido con el Mercosur entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. En Africa del Norte, con la UniÛn del Maghreb ·rabe (UMA) entre Marruecos, Algeria, Tunez, Libia y Mauritania; en Africa del Sur, en el Cercano Oriente, en el Mar Negro, en Asia PacÌfico, etc., en todo el planeta explotan las bombas financieras y se reconquistan territorios.

øLas meg·polis sustituyen a las naciones? No, o no sÛlo. TambiÈn las incluyen y les reasignan funciones, lÌmites y posibilidades. PaÌses enteros se convierten en departamentos de la megaempresa neoliberal. El neoliberalismo opera asÌ la DESTRUCCI”N / DESPOBLAMIENTO por un lado, y la RECONSTRUCCI”N / REORDENAMIENTO por el otro, de regiones y de naciones para abrir nuevos mercados y modernizar los existentes.

Si las bombas nucleares tenÌan un car·cter disuasivo, intimidatorio y coercitivo en la III Guerra Mundial, en la IV conflagraciÛn mundial no ocurre lo mismo con las hiperbombas financieras. Estas armas sirven para atacar territorios (Estados Nacionales) destruyendo las bases materiales de su soberanÌa nacional (obst·culo Ètico, jurÌdico, polÌtico, cultural e histÛrico contra la globalizaciÛn econÛmica) y produciendo un despoblamiento cualitativo en sus territorios. Este despoblamiento consiste en prescindir de todos aquellos que son inútiles para la nueva economÌa de mercado (por ejemplo los indÌgenas).

Pero, adem·s, los centros financieros operan, simult·neamente, una reconstrucciÛn de los Estados Nacionales y los reordenan según la nueva lÛgica del mercado mundial (los modelos econÛmicos desarrollados se imponen sobre relaciones sociales dÈbiles o inexistentes).

La IV Guerra Mundial en el terreno rural, por ejemplo, presenta este efecto. La modernizaciÛn rural, que exigen los mercados financieros, trata de incrementar la productividad agrÌcola, pero lo que consigue es destruir las relaciones sociales y econÛmicas tradicionales. Resultado: Èxodo masivo del campo a las ciudades. SÌ, como en una guerra. Mientras tanto, en las zonas urbanas se satura el mercado de trabajo y la distribuciÛn desigual del ingreso es la "justicia" que espera a quienes buscan mejores condiciones de vida.

De ejemplos que ilustran esta estrategia est· lleno el mundo indÌgena: Ian Chambers, director de la Oficina para CentroamÈrica de la OIT (de las Naciones Unidas), declarÛ que la poblaciÛn indÌgena mundial, calculada en 300 millones, vive en zonas que tienen el 60% de los recursos naturales del planeta. AsÌ que "no sorprenden los múltiples conflictos por el uso y destino de sus tierras alrededor de los intereses de gobiernos y empresas. (...) La explotaciÛn de recursos naturales (petrÛleo y minerÌa) y el turismo son las principales industrias que amenazan los territorios indÌgenas en AmÈrica" (entrevista de Martha GarcÌa en "La Jornada". 28 de mayo de 1997). Detr·s de los proyectos de inversiÛn vienen la poluciÛn, la prostituciÛn y las drogas. Es decir, se complementan destrucciÛn / despoblamiento y reconstrucciÛn / reordenamiento de la zona.

En esta nueva guerra mundial, la polÌtica moderna como organizadora del Estado Nacional no existe m·s. Ahora la polÌtica es sÛlo un organizador econÛmico y los polÌticos son modernos administradores de empresas. Los nuevos dueÒos del mundo no son gobierno, no necesitan serlo. Los gobiernos "nacionales" se encargan de administrar los negocios en las diferentes regiones del mundo.

Este es el "nuevo orden mundial", la unificaciÛn del mundo entero en un solo mercado. Las naciones son tiendas de departamentos con gerentes a manera de gobiernos, y las nuevas alianzas regionales, econÛmicas y polÌticas, se acercan m·s al modelo de un moderno "mall" comercial que a una federaciÛn polÌtica. La "unificaciÛn" que produce el neoliberalismo es econÛmica, es la unificaciÛn de mercados para facilitar la circulaciÛn de dinero y mercancÌas. En el gigantesco hipermercado mundial circulan libremente las mercancÌas, no las personas.

Como toda iniciativa empresarial (y de guerra), esta globalizaciÛn econÛmica va acompaÒada de un modelo general de pensamiento. Sin embargo, entre tantas cosas nuevas, el modelo ideolÛgico que acompaÒa al neoliberalismo en su conquista del planeta tiene mucho de viejo y mohoso. El "american way of life" que acompaÒÛ a las tropas norteamericanas en la Europa de la II Guerra Mundial, en el Vietnam de los 60¥s, y, m·s recientemente, en la Guerra del Golfo PÈrsico, ahora va de la mano (o m·s bien de las computadoras) de los mercados financieros.

No se trata sÛlo de una destrucciÛn material de las bases materiales de los Estados Nacionales, tambiÈn (y de manera tan importante como poco estudiada) se trata de una destrucciÛn histÛrica y cultural. El digno pasado indÌgena de los paÌses del continente americano, la brillante civilizaciÛn europea, la sabia historia de las naciones asi·ticas, y la poderosa y rica antig¸edad del ¡frica y OceanÌa, todas las culturas y las historias que forjaron naciones son atacadas por el modo de vida norteamericano. El neoliberalismo impone asÌ una guerra total: la destrucciÛn de naciones y grupos de naciones para homologarlas con el modelo capitalista norteamericano.

Una guerra pues, una guerra mundial, la IV. La peor y m·s cruel. La que el neoliberalismo libra en todas partes y por todos los medios en contra de la humanidad.

Pero, como en toda guerra, hay combates, hay vencedores y vencidos, y hay pedazos rotos de esa realidad destruida. Para intentar armar el absurdo rompecabezas del mundo neoliberal hacen falta muchas piezas. Algunas se pueden encontrar entre las ruinas que esta guerra mundial ha dejado ya sobre la superficie planetaria. Cuando menos 7 de esas piezas pueden reconstruirse y alentar la esperanza de que este conflicto mundial no termine con el rival m·s dÈbil: la humanidad.

7 piezas para dibujar, colorear, recortar, y para tratar de armar, junto a otras, el rompecabezas mundial.

La una es la doble acumulaciÛn, de riqueza y de pobreza, en los dos polos de la sociedad mundial. La otra es la explotaciÛn total de la totalidad del mundo. La tercera es la pesadilla de una parte errante de la humanidad. La cuarta es la nauseabunda relaciÛn entre crimen y Poder. La quinta es la violencia del Estado. La sexta es el misterio de la megapolÌtica. La sÈptima es la multiforme bolsa de resistencia de la humanidad contra el neoliberalismo.


PIEZA 1:La concentraciÛn de la riqueza y la distribuciÛn de la pobreza.

La figura 1 se construye dibujando un signo monetario.

En la historia de la humanidad, distintos modelos sociales se han disputado el enarbolar el absurdo como distintivo de orden mundial. Seguramente el neoliberalismo tendr· un lugar privilegiado a la hora de los premios, porque su "reparto" de la riqueza social no hace m·s que distribuir un doble absurdo de acumulaciÛn: la acumulaciÛn de riquezas en manos de unos cuantos, y la acumulaciÛn de pobreza en millones de seres humanos.

En el mundo actual, la injusticia y la desigualdad son los signos distintivos. El planeta Tierra, tercero del sistema planetario solar, tiene 5 mil millones de seres humanos. En Èl, sÛlo 500 millones de personas viven con comodidades mientras 4 mil 500 millones padecen pobreza y tratan de sobrevivir.

Un doble absurdo es el balance entre ricos y pobres: los ricos son pocos y los pobres son muchos. La diferencia cuantitativa es criminal, pero el balance entre los extremos se consigue con la riqueza: los ricos suplen su minorÌa numÈrica con miles de millones de dÛlares.

La fortuna de las 358 personas m·s ricas del mundo (miles de millones de dÛlares) es superior al ingreso anual del 45% de los habitantes m·s pobres, algo asÌ como 2 mil 600 millones de personas.

Las leontinas de oro de los relojes financieros se convierten en una pesada cadena para millones de seres. Mientras que la "... cifra de negocios de la General Motors es m·s elevada que el Producto Nacional Bruto (PNB) de Dinamarca, la de la Ford es m·s importante que el PNB de Africa del Sur, y la de la Toyota sobrepasa al PNB de Noruega." (Ignacio Ramonet, en LMD I/1997 #15), para todos los trabajadores los salarios reales han caÌdo, adem·s de que deben sortear los cortes de personal en las empresas, el cierre de f·bricas y la reubicaciÛn de sus centros laborales. En las llamadas "economÌas capitalistas avanzadas" el número de desempleados llega ya a los 41 millones de trabajadores.

En forma paulatina, la concentraciÛn de la riqueza en pocas manos y la distribuciÛn de la pobreza en muchas, va delineando el signo de la sociedad mundial moderna: el fr·gil equilibrio de absurdas desigualdades.

La decadencia del sistema econÛmico neoliberal es un esc·ndalo: "La deuda mundial (comprendiendo las de las empresas, los gobiernos y las administraciones) ha sobrepasado los 33,100 miles de millones de dÛlares, es decir, 130% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, y crece a una tasa del 6% al 8% por aÒo, m·s de 4 veces el crecimiento del PIB mundial" (FrÈdÈric F. Clairmont. "Ces deux cents sociÈtÈs qui controlent le monde", en LMD. IV/1997).

El progreso de las grandes transnacionales no implica el avance de las Naciones desarrolladas. Al contrario, mientras m·s ganan los gigantes financieros, m·s se agudiza la pobreza en los llamados "paÌses ricos".

La diferencia a eliminar entre ricos y pobres es brutal y no parece haber ninguna tendencia por ese rumbo, antes al contrario. Lejos de atenuarse, ya no digamos de eliminarse, la desigualdad social se acentúa, sobre todo en las naciones capitalistas desarrolladas: En los Estados Unidos, el 1% de los norteamericanos m·s ricos ha obtenido el 61,6% del conjunto de la riqueza nacional del paÌs entre 1983 y 1989. El 80% de los norteamericanos m·s pobres no se han repartido m·s que el 1,2%. En la Gran BretaÒa el número de los sin techo se ha duplicado; el número de niÒos que viven sÛlo de la ayuda social ha pasado del 7% en 1979 al 26% en 1994; el número de brit·nicos que vive en la pobreza (definida como menos de la mitad del salario mÌnimo) ha pasado de 5 millones a 13,700,000; el 10% de los m·s pobres han perdido el 13 % de su poder adquisitivo, mientras que l0% de los m·s ricos han ganado el 65% y desde hace cinco aÒos se ha doblado el número de millonarios (datos de LMD. IV/97).

A inicios de la dÈcada de los 90¥s "... unas 37,000 firmas transnacionales encerraban, con sus 170,000 filiales, la economÌa internacional en sus tent·culos. Sin embargo, el centro del poder se sitúa en el cÌrculo m·s restringido de las 200 primeras: desde los inicios de los aÒos 80, ellas han tenido una expansiÛn ininterrumpida por vÌa de las fusiones y las compras "de rescate" de empresas. De este modo, la parte del capital transnacional en el PIB mundial ha pasado de 17% a mitad de los aÒos 60 a 24% en 1982 y a m·s del 30% en 1995. Las 200 primeras son conglomerados cuyas actividades planetarias cubren sin distinciÛn los sectores primario, secundario y terciario: grandes explotaciones agrÌcolas, producciÛn manufacturera, servicios financieros, comercio, etc. Geogr·ficamente ellas se reparten entre 10 paÌses: JapÛn (62), Estados Unidos (53), Alemania (23), Francia (19), Reino Unido (11), Suiza (8), Corea del Sur (6), Italia (5) y PaÌses Bajos (4)". (FrÈdÈric F. Clairmont. Op.Cit.).

Los "Doscientos Primeros" del Mundo.

PaÌs

Número de Empresas

Negocios

Ganancias (MMD)

% de Negocios Mundiales

% Ganancias Mundiales

JapÛn

62

3,196

46

40.7%

18.3%

EU

53

1,198

98

25.4%

39.2%

Alemania

23

786

24.5

10.0%

9.8%

Francia

19

572

16

7.3%

6.3%

Reino Unido

11

275

20

3.5%

8.0%

Suiza

8

244

9.7

3.1%

3.9%

Corea Sur

6

183

3.5

2.3%

1.4%

Italia

5

171

6

2.2%

2.5%

Reino Unido/PaÌses Bajos

2

159

9

2.0%

3.7%

PaÌses Bajos

4

118

5

1.5%

2.0%

Venezuela

1

26

3

0.3%

1.2%

Suecia

1

24

1.3

0.3%

0.5%

BÈlgica/PaÌses Bajos

1

22

0.8

0.3%

0.3%

MÈxico

1

22

1.5

0.3%

0.6%

China

1

19

0.8

0.2%

0.3%

Brasil

1

18

4.3

0.2%

1.7%

Canad·

1

17

0.5

0.2%

0.2%

Totales

200

7,850

251

100%

100%

PIB Mundial

 

25,223

 

31.20%

 

(FrÈdÈric F. Clairmont. Op.Cit.).../

AquÌ tiene usted el sÌmbolo del poder econÛmico.
Ahora pÌntese de color verde dÛlar.
Del olor nauseabundo no se preocupe,
el aroma a estiÈrcol, lodo y sangre le
viene de nacimiento...


PIEZA 2:
La globalizaciÛn de la explotaciÛn.

La figura 2 se construye dibujando un tri·ngulo.

Una de las falacias neoliberales consiste en decir que el crecimiento econÛmico de las empresas trae aparejados un mejor reparto de la riqueza y un crecimiento del empleo. Pero no es asÌ. De la misma forma en que el crecimiento del poder polÌtico de un rey no trae como consecuencia un crecimiento del poder polÌtico de los súbditos (antes al contrario), el absolutismo del capital financiero no mejora la distribuciÛn de la riqueza ni provoca mayor trabajo para la sociedad. Pobreza, desempleo y precariedad del trabajo son sus consecuencias estructurales.

En los aÒos de las dÈcadas de 1960 y 1970, la poblaciÛn considerada pobre (con menos de un dÛlar diario de ingreso para resolver sus necesidades elementales, según el Banco Mundial) era de unos 200 millones de personas. Para el inicio de la dÈcada de los 90¥s sumaba ya 2,000 millones de seres humanos. Adem·s, el "... montante de las 200 empresas m·s importantes del planeta representa m·s de un cuarto de la actividad econÛmica mundial; y sin embargo, esas 200 firmas emplean sÛlo a 18,8 millones de asalariados, o sea, menos del 0,75 % de la mano de obra del planeta" (Ignacio Ramonet en LMD. Enero 1997 #15).

M·s seres humanos pobres y m·s empobrecidos, menos personas ricas y m·s enriquecidas, Èstas son las lecciones del trazo de la pieza 1 del rompecabezas neoliberal. Para lograr este absurdo, el sistema capitalista mundial "moderniza" la producciÛn, la circulaciÛn y el consumo de las mercancÌas. La nueva revoluciÛn tecnolÛgica (la inform·tica) y la nueva revoluciÛn polÌtica (las meg·polis emergentes sobre las ruinas de los Estados Nacionales) producen una nueva "revoluciÛn" social. Esta "revoluciÛn" social no consiste m·s que en un reacomodo, un reordenamiento de las fuerzas sociales, principalmente de la fuerza de trabajo.

La PoblaciÛn EconÛmicamente Activa (PEA) mundial pasÛ de 1,376 millones en 1960, a 2,374 millones de trabajadores en 1990. M·s seres humanos con capacidad de trabajo, es decir, de generar riquezas.

Pero el "nuevo orden mundial" no sÛlo acomoda a esta nueva fuerza de trabajo en espacios geogr·ficos y productivos, adem·s, reordena su lugar (o su no-lugar, como en el caso de desempleados y subempleados) en el plan globalizador de la economÌa.

La PoblaciÛn Mundial Empleada por Actividad (PMEA) se modificÛ sustancialmente en los últimos 20 aÒos. La PMEA en el sector agrÌcola y pesquero pasÛ del 22% en 1970, al 12% en 1990; en la manufactura del 25% en 1970, al 22% en 1990; mientras que en el sector terciario (comercio, transporte, banca y servicios) creciÛ del 42% en 1970, al 56% en 1990. En el caso de los paÌses subdesarrollados, el sector terciario creciÛ del 40% en 1970, a 57% en 1990; mientras que su poblaciÛn empleada en el sector agrÌcola y pesquero cayÛ del 30% en 1970, al 15% en 1990. (Datos de "Mercado Mundial de Fuerza de Trabajo en el Capitalismo Contempor·neo". Ochoa Chi, Juanita del Pilar. UNAM. EconomÌa. MÈxico, 1997).

Esto significa que cada vez m·s trabajadores son canalizados hacia las actividades necesarias para incrementar la productividad o para acelerarla realizaciÛn de mercancÌas. El sistema neoliberal opera asÌ como un megapatrÛn, concibiendo al mercado mundial como una empresa unitaria, administrada con criterios "modernizadores".

Pero la "modernidad" neoliberal parece m·s cercana al bestial nacimiento del capitalismo como sistema mundial, que a la "racionalidad" utÛpica. La "moderna" producciÛn capitalista sigue basada en el trabajo de niÒos, mujeres y trabajadores inmigrantes. De los 1,148 millones de niÒos en el mundo, por lo menos 100 millones viven literalmente en la calle y 200 millones trabajan, y se prevÈ que ser·n 400 millones para el aÒo 2000. Se dice, adem·s, que 146 millones de niÒos asi·ticos laboran en la producciÛn de autopartes, jugueterÌa, ropa, comida, herrerÌa y quÌmica. Pero esta explotaciÛn del trabajo infantil no sÛlo se da en los paÌses subdesarrollados, 40% de los niÒos ingleses y 20% de los niÒos franceses trabajan para completar el gasto familiar o para sobrevivir. TambiÈn en la "industria" del placer hay lugar para los infantes. La ONU calcula que, cada aÒo, un millÛn de niÒos entra al comercio sexual (datos en Ochoa Chi, J. Op.Cit.).

La bestia neoliberal invade el todo social mundial homogeneizando hasta las pautas de alimentaciÛn. "En tÈrminos globales si bien observamos que hay particularidades en el consumo alimenticio de cada regiÛn, (y a su interior), no por ello deja de ser evidente el proceso de homogeneizaciÛn que se est· imponiendo, incluso sobre las diferencias fisiolÛgico - culturales de las diversas zonas." ("Mercado mundial de medios de subsistencia. 1960-1990". Ocampo Figueroa, Nashelly, y Flores MondragÛn, Gonzalo. UNAM. EconomÌa. 1994.)

Esta bestia le impone a la humanidad una pesada carga. El desempleo y la precariedad de millones de trabajadores en todo el mundo es una aguda realidad que no tiene visos ni siquiera de atenuarse. El desempleo en los paÌses de la OrganizaciÛn para la CooperaciÛn y del Desarrollo EconÛmico (OCDE) pasÛ del 3,8% en 1966, al 6,3% en 1990. Tan sÛlo en Europa pasÛ del 2,2% en 1966, al 6,4% en 1990.

La imposiciÛn de las leyes del mercado en todo el mundo, el mercado globalizado, no ha hecho sino destruir las pequeÒas y medianas empresas. Al desaparecer los mercados locales y regionales, los pequeÒos y medianos productores se ven a sÌ mismos sin protecciones y sin posibilidad alguna de competir contra los gigantes transnacionales.

Resultado: quiebre masivo de empresas. Consecuencia: millones de trabajadores al desempleo.

El absurdo neoliberal reiterado: el crecimiento de la producciÛn no genera empleo, al contrario, lo destruye. La OrganizaciÛn de las Naciones Unidas (ONU) nombra a esta etapa como "crecimiento sin empleo".

Pero la pesadilla no termina ahÌ. Adem·s de la amenaza del desempleo, los trabajadores deben enfrentar condiciones precarias de ocupaciÛn. Mayor inestabilidad del empleo, prolongaciÛn de las jornadas de trabajo y desventaja salarial, son consecuencias de la globalizaciÛn en general y de la "terciarizaciÛn" de la economÌa (el crecimiento del sector "servicios") en particular. "En los paÌses dominados, la mano de obra sufre una precariedad multiforme: extremada movilidad, empleos sin contrato, salarios irregulares y generalmente inferiores al mÌnimo vital y regÌmenes de jubilaciÛn hÈticos, actividades independientes no declaradas, con ingresos aleatorios, es decir, servidumbre o realizaciÛn de un trabajo forzoso por parte de sectores, supuestamente protegidos, como los niÒos" (Alain Morice. "Los trabajadores extranjeros, avanzadilla de la precariedad". LMD. Enero 97).

Las consecuencias de todo esto se traducen en un verdadero desfonde social globalizado. El reordenamiento de los procesos de producciÛn y circulaciÛn de mercancÌas y el reacomodo de las fuerzas productivas, producen un excedente peculiar: seres humanos que sobran, que no son necesarios para el "nuevo orden mundial", que no producen, que no consumen, que no son sujetos de crÈdito, en suma, que son desechables.

Cada dÌa, los grandes centros financieros imponen sus leyes a naciones y a grupos de naciones en todo el mundo. Reordenan y reacomodan a sus habitantes. Y, al terminar la operaciÛn, se encuentran con que "sobran" personas. "Se dispara, por tanto, el volumen de poblaciÛn excedente, que no sÛlo est· sometida al azote de la pobreza m·s aguda, sino que no cuenta para nada, que est· desestructurada y atomizada, y cuya única finalidad es deambular por las calles sin rumbo fijo, sin vivienda ni trabajo, sin familia ni relaciones sociales -al menos mÌnimamente estables -, con la única compaÒÌa de sus cartones o bolsas de pl·stico" (Fern·ndez Dur·n, RamÛn. "Contra la Europa del capital y la globalizaciÛn econÛmica". Talasa. Madrid, 1996).

La globalizaciÛn econÛmica "... hizo necesaria una disminuciÛn de los salarios reales a nivel internacional, que junto con la disminuciÛn del gasto social (salud, educaciÛn, vivienda y alimentaciÛn) y una polÌtica antisindical, vinieron a constituir la parte fundamental de las nuevas polÌticas neoliberales de reactivaciÛn capitalista" (Ocampo F. y Flores M. Op. Cit.).

AquÌ tiene usted la representaciÛn de la pir·mide de explotaciÛn mundial.


Pieza 3:
MigraciÛn, la pesadilla errante.

La figura 3 se construye dibujando un cÌrculo.

Hablamos antes de la existencia de nuevos territorios, al final de la III Guerra Mundial, que esperaban ser conquistados (los antiguos paÌses socialistas), y de otros que debÌan ser reconquistados por el "nuevo orden mundial". Para lograrlo, los centros financieros llevan adelante una triple estrategia criminal y brutal: proliferan las "guerras regionales" y los "conflictos internos", los capitales siguen rutas de acumulaciÛn atÌpica, y se movilizan grandes masas de trabajadores.

El resultado de esta guerra mundial de conquista es una gran rueda de millones de migrantes en todo el mundo. "Extranjeros" en el mundo "sin fronteras" que prometieron los vencedores de la III Guerra Mundial, millones de personas padecen la persecuciÛn xenÛfoba, la precarizaciÛn laboral, la pÈrdida de identidad cultural, la represiÛn policÌaca, el hambre, la c·rcel y la muerte

"Del RÌo Grande americano al espacio Schengen "europeo", se confirma una doble tendencia contradictoria: por un lado las fronteras se cierran oficialmente a las migraciones de trabajo, por otro, ramas enteras de la economÌa oscilan entre la inestabilidad y la flexibilidad, que son los medios m·s seguros para atraer la mano de obra extranjera" (Alain Morice. Op.Cit.).

Con nombres distintos, bajo una diferenciaciÛn jurÌdica, compartiendo una igualdad miserable, los migrantes o refugiados o desplazados de todo el mundo son "extranjeros" tolerados o rechazados. La pesadilla de la migraciÛn, cualquiera que sea la causa que la provoque, sigue rodando y creciendo sobre la superficie planetaria. El número de personas que estarÌan en el ·mbito de competencia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) ha crecido desproporcionadamente algo m·s de 2 millones en 1975, a m·s de 27 millones en 1995.

Destruidas las fronteras nacionales (para las mercancÌas), el mercado globalizado organiza la economÌa mundial: la investigaciÛn y el diseÒo de bienes y servicios, asÌ como su circulaciÛn y consumo, son pensados en tÈrminos intercontinentales. Para cada parte del proceso capitalista, el "nuevo orden mundial" organiza el flujo de fuerza de trabajo, especializada y no, hacia donde lo necesita. Lejos de sujetarse a la "libre concurrencia" tan cacareada por el neoliberalismo, los mercados de empleo est·n cada vez m·s determinados por los flujos migratorios. Trat·ndose de trabajadores especializados, aunque poco en comparaciÛn con la migraciÛn mundial, este "traspaso de cerebros" representa mucho en tÈrminos de poder econÛmico y de conocimientos. Pero, sea de fuerza de trabajo calificada, sea de simple mano de obra, la polÌtica migratoria del neoliberalismo est· m·s orientada a desestabilizar el mercado mundial de trabajo que a frenar la inmigraciÛn.

La IV Guerra Mundial, con su proceso de destrucciÛn / despoblamiento y reconstrucciÛn / reordenamiento, provoca el desplazamiento de millones de personas. Su destino ser· el seguir errantes, con su pesadilla a cuestas, y ofrecer a los trabajadores con empleo en las distintas naciones una amenaza a su estabilidad laboral, un enemigo para suplir la imagen del patrÛn, y un pretexto para darle sentido a la sinrazÛn racista que el neoliberalismo promueve.

…ste es el sÌmbolo de la pesadilla errante de la migraciÛn mundial, una rueda de terror que gira por todo el mundo.


Pieza 4:
MundializaciÛn financiera y globalizaciÛn de la corrupciÛn y el crimen.

La figura 4 se construye dibujando un rect·ngulo.

Los medios masivos de comunicaciÛn nos regalan una imagen de los dirigentes de la delincuencia mundial: hombres y mujeres vulgares, vestidos estrafalariamente, viviendo en mansiones ridÌculas o tras los barrotes de una c·rcel. Pero esa imagen oculta m·s de lo que muestra: ni los verdaderos jefes de las mafias modernas, ni su organizaciÛn, ni sus influencias reales en los terrenos econÛmicos y polÌticos son divulgados públicamente.

Su usted piensa que el mundo de la delincuencia es sinÛnimo de ultratumba y oscuridad, est· equivocado. Durante el perÌodo de la llamada "Guerra FrÌa", el crimen organizado fue adquiriendo una imagen m·s respetable y no sÛlo empezÛ a funcionar como cualquier empresa moderna, tambiÈn fue penetrando profundamente en los sistemas polÌticos y econÛmicos de los Estados nacionales. Con el inicio de la IV Guerra Mundial, la implantaciÛn del "nuevo orden mundial", y su consiguiente apertura de mercados, privatizaciones, la desregulaciÛn del comercio y las finanzas internacionales, el crimen organizado "globalizÛ" sus actividades.

"Según la ONU, los ingresos mundiales anuales de las organizaciones criminales transnacionales (OCT) son del orden de 1000 miles de millones de dÛlares, un monto equivalente al PNB combinado de paÌses de ingreso dÈbil (según la categorizaciÛn de la banca mundial) y de sus 3 mil millones de habitantes. Esta estimaciÛn toma en cuenta tanto el producto del tr·fico de droga, las ventas ilÌcitas de armas, el contrabando de materiales nucleares, etc., y las ganancias de las actividades controladas por las mafias (prostituciÛn, juego, mercado negro de divisas...).

En cambio, no mide la importancia de las inversiones continuamente realizadas por las organizaciones criminales dentro de la esfera de control de negocios legÌtimos, ni tampoco la dominaciÛn que ellas ejercen sobre los medios de producciÛn dentro de numerosos sectores de la economÌa legal" (Michel Chossudovsky, "La Corruption mondialisÈe" en "GÈopolitique du Chaos". Op. Cit.).

Las organizaciones criminales de los 5 continentes han hecho suyo el "espÌritu de cooperaciÛn mundial" y, asociadas, participan en la conquista y reordenamiento de los nuevos mercados. Pero no sÛlo en actividades criminales, tambiÈn participan en negocios legales. El crimen organizado invierte en negocios legÌtimos no sÛlo para "blanquear" el dinero sucio, tambiÈn para hacerse de capital para sus actividades ilegales. Las empresas preferidas para esto son las inmobiliarias de lujo, la industria del ocio, los medios de comunicaciÛn, la industria, la agricultura, los servicios públicos y... °la banca!

øAlÌ Bab· y los 40 banqueros? No, algo peor. El dinero sucio del crimen organizado es utilizado por los bancos comerciales para sus actividades: prÈstamos, inversiones en los mercados financieros, compra de bonos de deuda externa, compra y venta de oro y divisas. "En muchos paÌses, las organizaciones criminales se han convertido en los acreedores del Estados y ejercen, por su acciÛn sobre los mercados, una influencia sobre la polÌtica macroeconÛmica de los gobiernos. Sobre las bolsas de valores, ellas invierten igualmente en los mercados especulativos de productos derivados y de materias primas" (M. Chossudovsky, Op. Cit.).

Por si fuera poco, el crimen organizado cuenta con los llamados paraÌsos fiscales. En todo el mundo hay, cuando menos, 55 paraÌsos fiscales (uno de ellos, en las Islas Caim·n, tiene el quinto lugar mundial como centro bancario y tiene m·s bancos y sociedades registradas que habitantes). Las Bahamas, las islas VÌrgenes brit·nicas, las Bermudas, San Martin, Vanuatu, las islas Cook, la isla Mauricio, Luxemburgo, Suiza, las islas Anglo-Normandas, DublÌn, MÛnaco, Gibraltar, Malta, son buenos lugares para que el crimen organizado se relacione con las grandes firmas financieras del mundo.

Adem·s de "blanqueo" de dinero sucio, los paraÌsos fiscales son usados para evadir impuestos, de aquÌ que sean un punto de contacto entre gobernantes, empresarios y capos del crimen organizado. La alta tecnologÌa, aplicada a las finanzas, permite la circulaciÛn r·pida del dinero y la desapariciÛn de ganancias ilegales. "Los negocios legales e ilegales est·n cada vez m·s imbricados, introducen un cambio fundamental en las estructuras del capitalismo de la posguerra. Las mafias invierten en negocios legales e, inversamente, ellas canalizan recursos financieros hacia la economÌa criminal, a travÈs del control de bancos o de empresas comerciales implicadas en el blanqueo de dinero sucio o que tiene relaciones con las organizaciones criminales. Los bancos pretenden que las transacciones son efectuadas de buena fe y que sus dirigentes ignoran el origen de los fondos depositados. La consigna de no preguntar nada, el secreto bancario y el anonimato de las transacciones, todo est· garantizando los intereses del crimen organizado, protegen a la instituciÛn bancaria de investigaciones públicas y de inculpaciones. No solamente los grandes bancos aceptan blanquear dinero, en vista de sus pesadas comisiones, sino que tambiÈn concesionan crÈditos a tasas de interÈs elevadas a las mafias, en detrimento de las inversiones productivas industriales o agrÌcolas" (M. Chossudovsky, Op. Cit.).

La crisis de la deuda mundial, en los 80¥s, provocÛ que el precio de las materias primas se fuera para abajo. Esto hizo que los paÌses subdesarrollados vieran reducidos dr·sticamente sus ingresos. Las medidas econÛmicas dictadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, supuestamente para "recuperar" la economÌa de estos paÌses, sÛlo agudizaron las crisis de los negocios legales. En consecuencia, la economÌa ilegal se ha desarrollado para llenar el vacÌo dejado por la caÌda de los mercados nacionales.

De acuerdo con un informe de las Naciones Unidas, "la intrusiÛn de los sindicatos del crimen a sido facilitada por los programas de ajuste estructural que los paÌses endeudados han sido obligados a aceptar para tener acceso a los prÈstamos del Fondo Monetario Internacional" (United Nations. "La Globalization du crime" New York, 1995).

AsÌ que aquÌ tiene usted el espejo rectangular donde legalidad e ilegalidad intercambian reflejos.

øDe quÈ lado del espejo est· el criminal?
øDe cu·l el que lo persigue?


Pieza 5:
øLa legÌtima violencia de un poder ilegÌtimo?

La figura 5 se construye dibujando un pent·gono.

El Estado, en el neoliberalismo, tiende a contraerse al "mÌnimo indispensable". El llamado "Estado Benefactor" no sÛlo se convierte en obsoleto, se desprende de todo lo que lo constituÌa en tal y se queda desnudo.

En el cabaret de la globalizaciÛn, tenemos el "show" del Estado sobre una "table dance" que se despoja de todo hasta quedar con su prenda mÌnima indispensable: la fuerza represiva. Destruida su base material, anuladas sus posibilidades de soberanÌa e independencia, desdibujadas sus clases polÌticas, los Estados Nacionales se convierten, m·s o menos r·pido, en un mero aparato de "seguridad" de las megaempresas que el neoliberalismo va erigiendo en el desarrollo de esta IV Guerra Mundial.

En lugar de que la inversiÛn pública la orienten al gasto social, los Estados Nacionales prefieren mejorar su equipo, armamento y preparaciÛn para cumplir con eficacia la labor que la polÌtica dejÛ de cumplir hace aÒos: el control de la sociedad.

Los "profesionales de la violencia legÌtima" se llaman a sÌ mismos los aparatos represivos de los Estados Modernos. Pero, øquÈ hacer si la violencia est· ya bajo las leyes del mercado? øDÛnde est· la violencia legÌtima y dÛnde la ilegÌtima? øQuÈ monopolio de la violencia pueden pretender los maltrechos Estados nacionales si el libre juego de la oferta y la demanda desafÌa ese monopolio? øNo demostrÛ la pieza 4 que el crimen organizado, los gobiernos y los centros financieros est·n m·s que bien relacionados? øNo es palpable que el crimen organizado cuenta con verdaderos ejÈrcitos sin m·s frontera que el poder de fuego del rival? AsÌ que el "monopolio de la violencia" no pertenece ya a los Estados Nacionales. El mercado moderno lo puso a venta...

Viene a cuento esto porque, debajo de la polÈmica entre violencia legÌtima e ilegÌtima, tambiÈn est· la disputa (falsa, pienso) entre violencia "racional" e "irracional".

Cierto sector de la intelectualidad mundial (insisto en que su quehacer es m·s complejo que el simple ser "de derecha o de izquierda", "progubernamental o de oposiciÛn", "etcÈtera bueno o etcÈtera malo") pretende que la violencia se puede ejercer de modo "racional", administrar de forma selectiva, (hay quien, incluso, adelanta algo asÌ como la "mercadotecnia de la violencia"), y aplicar con habilidad "de cirujano" en contra de los males de la sociedad. Algo asÌ inspirÛ la pasada etapa armamentista en la UniÛn Americana: armas "quirúrgicas", precisas, y operaciones militares como bisturÌ del "nuevo orden mundial". AsÌ nacieron las "smart bombs" (que, según me platicÛ un reportero que cubriÛ "Desert Storm", no son tan "inteligentes" y batallan para distinguir entre un hospital y un depÛsito de misiles, en la duda, las "smart bombs" no se abstienen, destruyen). En fin, el Golfo PÈrsico, como decÌan los compaÒeros de los pueblos zapatistas, est· m·s all· de la capital estatal de Chiapas (aunque la situaciÛn de los kurdos tenga semejanzas espeluznantes con los indÌgenas de un paÌs que se precia de ser "democr·tico" y "libre"), asÌ que no insistamos en "aquella" guerra cuando tenemos la "nuestra".

Bien, la pugna entre violencia "racional" e "irracional" abre una vÌa de discusiÛn interesante y, lamentablemente, no es inútil en los tiempos actuales. PodÌamos tomar, por ejemplo, quÈ se entiende por "racional". Si se responde que es la "razÛn del Estado" (suponiendo que eso existiera y, sobre todo, que se le pudiera reconocer alguna razÛn al actual Estado neoliberal), entonces cabe preguntarse si esa "razÛn de Estado" se corresponde a la "razÛn de la sociedad" (siempre suponiendo que la sociedad de hoy retiene algo de racionalidad) y, m·s todavÌa, si la violencia "racional" del Estado es "racional" tambiÈn a la sociedad. AquÌ no hay mucho que discurrir (como no sea ociosamente), la "razÛn de Estado" en la modernidad no es otra que "la razÛn de los mercados financieros".

Pero, øcÛmo administra su "violencia racional" el Estado moderno? Y, ojo a la historia, øcu·nto tiempo dura esa "racionalidad"? øEl tiempo que va desde una a otra elecciÛn o golpe de Estado (según el caso)? øCu·ntas violencias de Estado, que fueron aplaudidas como "racionales" en su tiempo, son ahora "irracionales"?

Lady Margaret Thatcher, de "grata" memoria para el pueblo brit·nico, se tomÛ la molestia de prologar el libro "The Next War", de Caspar Weinberg and Peter Schweizer. (Regnery Publisihng, Inc. Washington, D.C. 1996).

En este texto, la seÒora Thatcher, adelanta algunas reflexiones sobre las 3 similitudes entre el mundo de la Guerra FrÌa y el de la Pos Guerra FrÌa: La primera de ellas es que el "mundo libre" nunca carecer· de agresores potenciales. La segunda es la necesidad de una superioridad militar de los "Estados democr·ticos" sobre los posibles agresores. La tercera similitud es que tal superioridad militar debe ser, sobre todo, tecnolÛgica.

Para terminar su prÛlogo, la llamada "dama de hierro" define la "racionalidad violenta" de los Estados modernos al seÒalar: "Una guerra puede ocurrir de muchas maneras diferentes. Pero la peor usualmente pasa porque un poder cree que puede alcanzar sus objetivos sin una guerra o al menos con una guerra limitada que puede ser ganada r·pidamente - y, en consecuencia, fallan los c·lculos".

Para los seÒores Weinberg y Schweizer los escenarios de las "Guerras Futuras" son: Corea del Norte y China (abril 6 de 1998), Ir·n (abril 4 de 1999), MÈxico (marzo 7 del 2003), Rusia (febrero 7 del 2006), y el JapÛn (agosto 19 de 2007). No hay, pues, duda de quiÈnes serÌan los posibles agresores: asi·ticos, ·rabes, latinos y europeos. °Casi la totalidad del mundo es considerado "posible agresor" de la "democracia" moderna!

LÛgico (cuando menos en la lÛgica liberal): en la modernidad, el poder (es decir, el poder financiero) sabe que sÛlo puede "alcanzar sus objetivos" con una guerra, y no con una "guerra limitada que puede ser ganada r·pidamente", sino con una guerra totalmente total, mundial en todos los sentidos. Y, si le creemos a la nueva secretaria de Estado de los Estados Unidos, Madeleine Albright, cuando dice: "Uno de los objetivos prioritarios de nuestro gobierno es el de asegurar que los intereses econÛmicos de los Estados Unidos puedan extenderse a escala planetaria" ("The Wall Street Journal". 21/I/1997), entonces debemos entender que todo el mundo (y quiero decir "todo todo") es el teatro de operaciones de esta guerra.

Es de entender, entonces, que si la disputa por el "monopolio de la violencia" no se da de acuerdo a las leyes del mercado, sino que es desafiado desde abajo, el poder mundial "descubra" en ese reto a un "posible agresor". Este es uno de los desafÌos (de los menos estudiados y m·s "condenados", entre los muchos que representa) lanzado por los indÌgenas en armas y en rebeldÌa del EjÈrcito Zapatista de LiberaciÛn Nacional (EZLN) en contra del neoliberalismo y por la humanidad...

…ste es el sÌmbolo del Poder militar norteamericano, el pent·gono. La nueva "policÌa mundial" pretende que los ejÈrcito y policÌas "nacionales" sÛlo sean el "cuerpo de seguridad" que garantice el "orden y el progreso" en las meg·polis neoliberales.


Pieza 6:
La MegapolÌtica y los enanos.

La figura 6 se construye dibujando un garabato.

Antes dijimos que los Estados Nacionales son atacados por los centros financieros y "obligados" a disolverse dentro de las meg·polis. Pero el neoliberalismo no sÛlo opera su guerra "uniendo" naciones y regiones. Su estrategia de DESTRUCCI”N / DESPOBLAMIENTO y RECONSTRUCCI”N / REORDENAMIENTO produce una o varias fracturas en los Estados Nacionales.

Esta es la paradoja de la IV Guerra Mundial: hecha para eliminar fronteras y "unir" naciones, lo que va dejando tras de sÌ es una multiplicaciÛn de las fronteras y una pulverizaciÛn de las naciones que perecen en sus garras. M·s all· de los pretextos, ideologÌas o banderas, la actual din·mica MUNDIAL de quiebre de la unidad de los Estados Nacionales responde a una polÌtica, igualmente mundial, que sabe que puede ejercer mejor su poder, y crear las condiciones Ûptimas para su reproducciÛn, sobre las ruinas de los Estados Nacionales.

Si alguien tuviera alguna duda sobre este caracterizar al proceso de globalizaciÛn como una guerra mundial, deberÌa desecharla al hacer cuentas de los conflictos que provocaron y han sido provocados por los colapsos de algunos Estados Nacionales. Checoslovaquia, Yugoslavia, la URSS, son muestras de la profundidad de estas crisis que dejan hechos aÒicos no sÛlo los fundamentos polÌticos y econÛmicos de los Estados Nacionales, tambiÈn las estructuras sociales. Slovenia, Croacia y Bosnia, adem·s de la presente guerra dentro de la federaciÛn Rusa con Chechenia de escenario, no marcan sÛlo el destino de la tr·gica caÌda del campo socialista en los fatÌdicos brazos del "mundo libre", en todo el mundo este proceso de fragmentaciÛn nacional se repite en escala e intensidad variables. Hay tendencias separatistas en el Estado EspaÒol (PaÌs Vasco, CataluÒa y Galicia), en Italia (Padua), en BÈlgica (Flandes), en Francia (CÛrcega), en el Reino Unido (Escocia y el PaÌs de Gales), y en Canad· (QuÈbec). Y hay m·s ejemplos en el resto del mundo.

Ya nos referimos al proceso de construcciÛn de las meg·polis, ahora hablamos de la fragmentaciÛn de paÌses. Ambos procesos se dan sobre la destrucciÛn de los Estados Nacionales. øSe trata de dos procesos paralelos, independientes? øDos facetas del proceso de globalizaciÛn? øSon sÌntomas de una megacrisis aún por estallar? øMeros hechos aislados?

Pensamos que se trata de una contradicciÛn inherente al proceso de globalizaciÛn, una de las esencias del modelo neoliberal. La eliminaciÛn de fronteras comerciales, la universalidad de las telecomunicaciones, las superautopistas de la inform·tica, la omnipresencia de los centros financieros, los acuerdos internacionales de unidad econÛmica, en fin, el proceso de globalizaciÛn en su conjunto produce, al liquidar los Estados Nacionales, una pulverizaciÛn de los mercados internos. …stos no desaparecen o se diluyen en los mercados internacionales, sino que consolidan su fragmentaciÛn y se multiplican.

Sonar· contradictorio, pero la globalizaciÛn produce un mundo fragmentado, lleno de pedazos aislados unos de otros (y no pocas veces enfrentados entre sÌ). Un mundo lleno de compartimentos estancos, comunicados apenas por fr·giles puentes econÛmicos (en todo caso tan constantes como la veleta de viento que es el capital financiero). Un mundo de espejos rotos reflejando la inútil unidad mundial del rompecabezas neoliberal.

Pero el neoliberalismo no sÛlo fragmenta el mundo que supone unir, tambiÈn produce el centro polÌtico-econÛmico que dirige esta guerra. Y si, como seÒalamos antes, los centros financieros imponen su ley (la del mercado) a naciones y a grupos de naciones, entonces deberÌamos redefinir los lÌmites y alcances de la polÌtica, es decir, del quehacer polÌtico. Conviene entonces hablar de la megapolÌtica, en Èsta serÌa donde se decidirÌa el "orden mundial".

Y cuando decimos "megapolÌtica" no nos referimos al número de quienes en ella se mueven. Son pocos, muy pocos, los que se encuentran en esta "megaesfera". La megapolÌtica globaliza las polÌticas nacionales, es decir, las sujeta a una direcciÛn que tiene intereses mundiales (que por lo regular son contradictorios a los intereses nacionales) y cuya lÛgica es la del mercado, es decir, la de la ganancia econÛmica.

Con este criterio economicista (y criminal) se decide sobre guerras, crÈditos, compra y venta de mercancÌas, reconocimientos diplom·ticos, bloqueos comerciales, apoyos polÌticos, leyes de migraciÛn, golpes de Estado, represiones, elecciones, unidades polÌticas internacionales, rupturas polÌticas intranacionales, inversiones, es decir, la supervivencia de naciones enteras.

El poder mundial de los centros financieros es tan grande, que pueden prescindir de la preocupaciÛn por el signo polÌtico de quien detente el poder en una naciÛn, si es que se garantiza que el programa econÛmico (es decir, la parte que corresponde al megaprograma econÛmico mundial) no se altere. Las disciplinas financieras se imponen a los distintos colores del espectro polÌtico mundial en cuanto se llega al gobierno de una naciÛn.

El gran poder mundial puede tolerar un gobierno de izquierda en cualquier parte del mundo, siempre y cuando ese gobierno no tome medidas que vayan en contra de las disposiciones de los centros financieros mundiales. Pero de ninguna manera tolerar· que una alternativa de organizaciÛn econÛmica, polÌtica y social se consolide. Para la megapolÌtica, las polÌticas nacionales son hechas por enanos que deben plegarse a los dictados del gigante financiero. AsÌ ser·, hasta que los enanos se rebelen...

AquÌ tiene usted la figura que representa la "megapolÌtica". Comprender· usted que es inútil tratar de encontrarle una racionalidad y que, desenredando la madeja, nada quedar· claro.


Pieza 7:
Las bolsas de resistencia.

La figura 7 se construye dibujando una bolsa.

 

"Para empezar, te ruego no confundir la Resistencia con la oposiciÛn polÌtica. La oposiciÛn no se opone al poder sino a un gobierno, y su forma lograda y completa es la de un partido de oposiciÛn; mientras que la resistencia, por definiciÛn (ahora sÌ), no puede ser un partido: no est· hecha para gobernar a su vez, sino para... resistir."

Tom·s Segovia. "Alegatorio". MÈxico, 1996.

La aparente infalibilidad de la globalizaciÛn choca con la terca desobediencia de la realidad. Al mismo tiempo que el neoliberalismo lleva adelante su guerra mundial, en todo el planeta se van formando grupos de inconformes, núcleos de rebeldes. El imperio de las bolsas financieras enfrenta la rebeldÌa de las bolsas de resistencia.

SÌ, bolsas. De todos los tamaÒos, de diferentes colores, de las formas m·s variadas. Su única semejanza es su resistirse al "nuevo orden mundial" y al crimen contra la humanidad que conlleva la guerra neoliberal.

Al tratar de imponer su modelo econÛmico, polÌtico, social y cultural, el neoliberalismo pretende subyugar a millones de seres, y deshacerse de todos aquellos que no tienen lugar en su nuevo reparto del mundo. Pero resulta que estos "prescindibles" se rebelan y resisten contra el poder que quiere eliminarlos. Mujeres, niÒos, ancianos, jÛvenes, indÌgenas, ecologistas, homosexuales, lesbianas, seropositivos, trabajadores y todos aquellos y aquellas que no sÛlo "sobran", sino que tambiÈn "molestan" al orden y el progreso mundiales, se rebelan, se organizan y luchan. SabiÈndose iguales y diferentes, los excluidos de la "modernidad" empiezan a tejer las resistencias en contra del proceso de destrucciÛn / despoblamiento y reconstrucciÛn / reordenamiento que lleva adelante, como guerra mundial, el neoliberalismo.

En MÈxico, por poner un ejemplo, el llamado "Programa de desarrollo integral del Istmo de Tehuantepec" pretende construir un moderno centro internacional de distribuciÛn y ensamble de mercancÌas. La zona de desarrollo abarca un complejo industrial en el que se refina la tercera parte del crudo mexicano y se elabora el 88% de los productos petroquÌmicos. Las vÌas de tr·nsito interoce·nico consistir·n en carreteras, una ruta fluvial aprovechando el tendido natural de la zona (rÌo Coatzacoalcos) y, como eje articulador, la lÌnea del ferrocarril transÌstmico (a cargo de 5 empresas, 4 de EU y 1 de Canad·). El proyecto serÌa zona ensambladora bajo el rÈgimen de maquiladoras. Dos millones de pobladores del lugar pasarÌan a ser estibadores, controladores de paso o maquiladores. (Ana Esther CeceÒa. "El Istmo de Tehuantepec: frontera de la soberanÌa nacional". "La Jornada del Campo" 28 de mayo 1997.) TambiÈn en el sureste mexicano, en la selva Lacandona, se echa a andar el "Programa de Desarrollo Regional Sustentable para la Selva Lacandona". Su objetivo real es poner a disposiciÛn del capital las tierras indÌgenas que, adem·s de ser ricas en dignidad e historia, tambiÈn lo son en petrÛleo y uranio.

El resultado previsible de estos proyectos ser·, entre otros, la fragmentaciÛn de MÈxico (separando al sureste del resto del paÌs). Adem·s, y ya que de guerras hablamos, los proyectos tienen implicaciones contrainsurgentes. Forma parte de una pinza para liquidar la rebeldÌa antineoliberal que explotÛ en 1994. En medio quedan los indÌgenas rebeldes del EjÈrcito Zapatista de LiberaciÛn Nacional (EZLN).

(Ya en el tema de indÌgenas rebeldes conviene un parÈntesis: los zapatistas piensan que, en MÈxico (ojo: en MÈxico) la recuperaciÛn y defensa de la soberanÌa nacional es parte de una revoluciÛn antineoliberal. ParadÛjicamente, el EZLN es acusado de pretender la fragmentaciÛn de la naciÛn mexicana. La realidad es que los únicos que han hablado de separatismo son los empresarios del estado de Tabasco (rico en petrÛleo) y los diputados federales chiapanecos que pertenecen al PRI. Los zapatistas piensan que es necesaria la defensa del Estado Nacional frente a la globalizaciÛn, y que los intentos de partir a MÈxico en pedazos vienen del grupo gobernante y no de las justas demandas de autonomÌa para los pueblos indios. El EZLN, y lo mejor del movimiento indÌgena nacional, no quieren que los pueblos indios se separen de MÈxico, sino ser reconocidos como parte del paÌs con sus especificidades. No sÛlo eso, quieren un MÈxico con democracia, libertad y justicia. Las paradojas siguen, porque mientras el EZLN lucha por la defensa de la soberanÌa nacional, el EjÈrcito Federal Mexicano lucha contra esa defensa y defiende a un gobierno que ha destruido ya las bases materiales de la soberanÌa nacional y ha entregado el paÌs, no sÛlo al gran capital extranjero, tambiÈn al narcotr·fico).

Pero no sÛlo en las montaÒas del sureste mexicano se resiste y se lucha contra el neoliberalismo. En otras partes de MÈxico, en la AmÈrica Latina, en los Estados Unidos y el Canad·, en la Europa del Tratado de Masstrich, en el ¡frica, en el Asia, y en OceanÌa, las bolsas de resistencia se multiplican. Cada una de ellas tiene su propia historia, sus diferencias, sus igualdades, sus demandas, sus luchas, sus logros. Si la humanidad tiene todavÌa esperanzas de supervivencia, de ser mejor, esas esperanzas est·n en las bolsas que forman los excluidos, los sobrantes, los desechables.

…ste es un modelo de bolsa de resistencia, pero no haga mucho caso de Èl. Hay tantos modelos como resistencias y como mundos hay en el mundo. AsÌ que dibuje el modelo que m·s le guste. En esto de las bolsas, como en las resistencias, la diversidad es riqueza.

Hay, a no dudarlo, m·s piezas del rompecabezas neoliberal. Por ejemplo: los medios de comunicaciÛn, la cultura, la poluciÛn, las pandemias. AquÌ sÛlo hemos querido mostrarle el trazo de 7 de ellas.

Estas 7 bastan para que usted, despuÈs de dibujarlas, colorearlas y recortarlas, se dÈ cuenta que es imposible armarlas juntas. Y Èste es el problema del mundo que la globalizaciÛn ha pretendido rearmar: las piezas no encajan.

Por esto, y por otras razones que no vienen al espacio de este texto, es necesario hacer un mundo nuevo. Un mundo donde quepan muchos mundos, donde quepan todos los mundos...

Desde las montaÒas del Sureste Mexicano.

Subcomandante Marcos.

EjÈrcito Zapatista de LiberaciÛn Nacional.
MÈxico, Junio de 1997.

P.D. QUE CUENTA SUE&emdash;OS QUE EL AMOR ANIDA.- Reposa la mar a mi lado. Comparte desde hace tiempo angustias, incertidumbres y no pocos sueÒos, pero ahora duerme conmigo la caliente noche de la selva. Yo miro su trigo agitado en el sueÒo y me maravillo de nuevo al encontrarla a ella como es ley: tibia, fresca y a mi lado. La asfixia me saca del lecho y toma mi mano y la pluma para traer al Viejo Antonio hoy, como hace aÒos...

He pedido al Viejo Antonio que me acompaÒe en una exploraciÛn rÌo abajo. No llevamos m·s que un poco de pozol para comer. Durante horas seguimos el caprichoso cauce y el hambre y el calor aprietan. Toda la tarde la pasamos tras una piara de jabalÌes. Casi anochece cuando le damos alcance, pero un enorme censo (puerco de monte) se desprende del grupo y nos ataca. Yo saco a relucir todos mis conocimientos militares, dejo tirada mi arma y me trepo al ·rbol m·s cercano. El Viejo Antonio queda inerme ante el ataque, pero en lugar de correr, se pone tras una maraÒa de bejucos. El gigantesco jabalÌ arremete de frente y con toda su fuerza, pero queda atrapado entre las lianas y las espinas. Antes de que pueda librarse, el Viejo Antonio levanta su vieja chimba y, de un tiro en la cabeza, resuelve la cena de ese dÌa.

Ya en la madrugada, cuando he terminado de limpiar mi moderno fusil autom·tico (un M-16, calibre 5.56 mm, con selector de cadencia y alcance efectivo de 460 metros, adem·s de mira telescÛpica, bipie y cargador de "drum" con 90 tiros), escribo en mi diario de campaÒa y, omitiendo todo lo sucedido, sÛlo anoto: "Topamos puerco y A. matÛ una pieza. Altura 350 msnm. No lloviÛ".

Mientras esperamos que se cueza la carne, le cuento al Viejo Antonio que la parte que me toca servir· para las fiestas que se preparan en el campamento. "øFiestas?", me pregunta mientras atiza el fuego. "SÌ", le digo, "No importa el mes, siempre hay algo que celebrar.". DespuÈs sigo con lo que yo supuse era una brillante disertaciÛn sobre el calendario histÛrico y las celebraciones zapatistas. En silencio escucha el Viejo Antonio y, suponiendo que no le interesa, me acomodo para dormir.

Entre sueÒos mirÛ al Viejo Antonio tomar mi cuaderno y escribir algo. En la maÒana, repartimos la carne despuÈs del desayuno y cada uno toma su camino. Ya en nuestro campamento, reporto al mando y le muestro la bit·cora para que sepa lo ocurrido. "Esta no es tu letra", me dice mientras me muestra la hoja del cuaderno. AhÌ, al final de lo que yo anotÈ ese dÌa, el Viejo Antonio habÌa escrito con letras grandes:

"Si no puedes tener la razÛn y la fuerza, escoge siempre la razÛn y deja que el enemigo tenga la fuerza. En muchos combates puede la fuerza obtener la victoria, pero en la lucha toda sÛlo la razÛn vence. El poderoso nunca podr· sacar razÛn de su fuerza, pero nosotros siempre podremos obtener fuerza de la razÛn".

Y m·s abajo, con letra muy pequeÒa: "Felices fiestas".

Ni para quÈ decirlo, se me quitÛ el hambre. Las fiestas, como siempre, estuvieron bien alegres. "La del moÒo colorado" estaba todavÌa, felizmente, muy lejos del "hit parade" de los zapatistas...